Capítulo 293
La respuesta parecía no dejar lugar a dudas.
Andrés estaba tan nervioso que olvidó respirar; sus dedos se apretaban poco a poco, y su corazón latía con un ritmo pesado, casi insoportable.
Sin embargo.
La respuesta de Luisa sorprendió a todos.
—Lo siento, compañero, no puedo.
La sonrisa en los labios de Francisco se desvaneció lentamente.
El viento nocturno desordenó su oscuro cabello, y la luz tenue no lograba iluminar la desolación que se reflejaba en su rostro.
—¿Puedo saber por qué?—Su tono sonaba algo decaído, y su voz tembló ligeramente.
La chica apretó los labios, mostrando una expresión fría, y su tono permaneció impasible.—Porque ahora no me interesa tener una relación, además no tengo tiempo para eso, así que lo siento, no puedo aceptarte.
La multitud volvió a estallar en murmullos.
Andrés levantó una ceja, y una sonrisa se dibujó en sus labios.
Estaba más que satisfecho con esa respuesta.
Luisa terminó de hablar y se dio media vuelta para irse, sin haber tocado siquiera el ra

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