Capítulo 412
—Una vez escuché a unas compañeras hablando mal de Clara a sus espaldas, hasta discutí con ellas por eso. Mi aprecio por ella es sincero. No es como ella dice, que solo es para resaltar mis propios méritos... —Fabiola hundió el rostro en las palmas de sus manos, y sus hombros temblaban por el llanto.
Luisa no supo cómo consolarla, solo le dio suaves palmadas en la espalda.
—Tal vez sí cometí un error. —Dijo Fabiola entre sollozos. —Clara es demasiado sensible e insegura, debí haber considerado su autoestima...
Luisa suspiró. —Hay que ser cautelosas al elegir amistades en el futuro...
Fabiola lloró un rato. Cuando llegaron a la puerta de su casa, sus ojos seguían enrojecidos.
El carro se detuvo
Fabiola se secó las lágrimas, —Gracias, Luisa. Te debo la vida. Si alguna vez necesitas mi ayuda, solo dímelo.
Luisa respondió: —De acuerdo, seré cortés contigo.
...
Acababan de salir de la casa de Fabiola y, al regresar al bufete de abogados, la recepcionista le informó que Andrés había llegado.

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