Capítulo 439
Luisa se sonrojó profundamente. Todo su cuerpo quedó envuelto en una calidez apasionada.
Andrés abrió los ojos y soltó a Luisa.
Ella todavía no había recuperado el aliento; su mirada, todavía confusa, se encontró con los ojos de Andrés. Sus pupilas negras y profundas eran como un remolino que amenazaba con devorarla.
La voz de Andrés sonó baja, con un matiz de satisfacción después del deleite. —Sí, es realmente dulce, pero tú eres más dulce que el azúcar.
Luisa se puso aún más roja.
...
Esa noche, después de bañarse, Luisa se tumbó en la cama, agitada, incapaz de conciliar el sueño.
Los momentos ocurridos durante el día se reproducían en su mente como diapositivas.
En tan solo un día, se habían besado dos veces.
Era simplemente irreal, como un sueño.
Habían pasado ya seis meses desde su ruptura.
Durante esos meses, ocurrieron muchas cosas.
Luisa siempre había sentido los sentimientos de Andrés hacia ella.
Pero ella siempre intentó reprimir sus propias emociones.
Quizá porque en Ciudad

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