Capítulo 104
—No. —Ana desvió la mirada, se colocó la máscara dorada de medio rostro que había preparado especialmente y bajó del coche.
A mediados de octubre, el norte ya se había enfriado.
Ana llevaba un gran manto rojo, y con la máscara dorada en la cara, destacaba ante los guardias de seguridad vestidos de traje y corbata, pero de alguna manera armonizaba con los muros rojos y los techos verdes del palacio.
Después de verificar su invitación, una camarera las condujo al interior del palacio.
Señora Daniela, que iba delante, era mayor y caminaba despacio, apoyada por Lourdes.
La camarera que iba detrás de ellas, al adelantarlas, les hizo una señal de cortesía antes de seguir adelante con la guía.
Señora Daniela sonrió y asintió en respuesta, y luego se quedó mirando sorprendida una figura roja que pasaba junto a ella, siguiendo instintivamente con la mirada aquella figura.
—Abuela, ¿qué pasa? —Lourdes se dio cuenta de su mirada y preguntó.
—Está bien, —respondió la Señora Daniela después de recu

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