Capítulo 15
Alicia se detuvo en seco, la voz baja y tensa: —Bruno está en el extranjero. Voy a buscarlo ahora mismo.
Carlos sonrió: —Tráelo a cenar cuando vuelvas. Es un chico atento; la última vez, cuando tuve una preocupación, me trajo un juego de té para animarme. Y cuando tu madre no podía dormir, él la acompañaba a acupuntura todas las semanas.
Alicia se quedó inmóvil un instante. Nunca supo que Bruno hacía todo eso.
Al llegar a la puerta, los guardaespaldas entraban con Ignacio.
Tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Al ver a Alicia, corrió hacia ella y la sujetó del brazo: —No te vayas, ¿sí?
Su voz temblaba: —Lo de ayer, olvídalo, no terminemos, ¿de acuerdo?
Alicia bajó la mirada, serena: —Entonces ve y cuenta a nuestros padres lo nuestro.
Los dedos de Ignacio se crisparon, luego se aflojaron poco a poco.
Mordió los labios, una vez más dudando.
Alicia apartó su mano con suavidad: —Ya te he consentido mucho.
—Pero no puedo amarte a costa de mi dignidad.
—Ya he elegido tu pareja para el ma

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