Capítulo 13
Yo lo aparté de una patada, impaciente.
—Has pensado demasiado. Solo tenía miedo de que ensuciaras mi auto.
Sus ojos se abrieron de par en par, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar. Se quedó allí atónito, y yo ya no le presté más atención: ordené directamente que pusieran en marcha el auto.
Pablo se sentó a mi lado y me dio unas palmadas suaves en la espalda.
—No te gusta él. ¿Quieres que lo haga desaparecer?
Su tono sonó tierno, pero al mencionar a Rafael, adquirió un matiz feroz.
Era como si, con tal de que yo dijera que sí, pudiera borrar a ese hombre del mundo para siempre.
—Aún no es el momento.
Yo no iba a permitir que Rafael desapareciera tan fácilmente.
Quería que aquellos hermanos se enemistaran, que su familia se quebrara, que lo perdieran todo.
Quería que ambos siguieran vivos para experimentar la desolación y el dolor que yo alguna vez había sentido.
Pablo me observó durante mucho rato, pero lo único que hizo fue apretar con más fuerza mi mano.
—Bien. Haré to

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