Capítulo 16
Manuel, después de leer todos los documentos anteriores, tenía los ojos inyectados en sangre y las venas de las sienes hinchadas.
Apretó con tanta fuerza la muñeca de Nuria que casi le rompió los huesos de la mano.
—¿Te atreves a engañarme? —rugió.
Nuria se estremeció al ver la locura y el deseo de destrucción reflejados en sus ojos.
Al comprender que todo había sido descubierto, dejó de fingir; su cara se tornó feroz. —¿Y qué si te engañé? ¡Fueron ustedes quienes mataron primero a mi padre!
—Ustedes, la familia Gómez y la familia López, se aliaron para enviarlo a prisión y fusilarlo. ¡Por culpa de ustedes mi madre murió de pena al ver las noticias sobre él! ¡Ustedes asesinaron a mis padres!
El mundo pareció detenerse y hacerse pedazos en ese instante.
Manuel la soltó de golpe; su corazón, lleno de odio, experimentó al mismo tiempo una fugaz sensación de alivio.
Con voz helada, dijo: —Sabes muy bien cuál es el precio de engañarme.
De inmediato, los guardaespaldas la rodearon.
Pero Nuri

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