Capítulo 347
En el avión, el semblante de Augustine revelaba una gran tensión; se podían advertir claramente la ansiedad y la preocupación en sus ojos oscuros. Las emociones de aquel hombre siempre habían sido un misterio, pero, en ese momento, Vivianna percibió su nerviosismo.
El presidente Giltstone ya era viejo, y el hecho de que escupiera sangre podía ser un síntoma de un padecimiento muy serio. ¿Cómo podría no estar preocupado?
Sentada en el sofá, Vivianna, en silencio, extendió su delicada mano con la intención de tomar la gran mano de él. Augustine volvió la cabeza para mirarla y estiró la mano. Él la tomó por los hombros. "Estoy bien", le dijo, buscando consolarla.
"Tranquilízate, el señor Giltstone estará bien", dijo Vivianna, frunciendo los labios y sonriendo.
Augustine besó su cabello suavemente y frunció el ceño.
Durante las siete horas de vuelo, ni Augustine ni Vivianna lograron conciliar el sueño. Cuando descendieron del avión, en el aeropuerto local, eran aproximadamente las cinco de

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