Capítulo 14

Sofía cerró de golpe el ordenador portátil, como si alguien la hubiera sorprendido haciendo algo secreto. Pero Ramón simplemente entró con calma y dejó una taza de agua tibia junto a su mano. —Siempre he estado pendiente de lo que ocurre en internet. —Se sentó en el viejo sillón de mimbre frente a ella—. Eres más impresionante de lo que imaginaba. Sofía lo miró atónita. —Leí todos los reportajes. —Los dedos de Ramón golpearon suavemente el reposabrazos del sillón de mimbre—. Las pruebas que dejaste… las firmas escondidas en los lienzos, la grabadora, las muestras de medicamentos… Cada paso estuvo perfectamente calculado. —Hace diez años, cuando me acusaron de plagio, yo solo sabía encerrarme en mi estudio a destrozar cosas. —Sonrió, con una reflexión apagada en los ojos—. Al final elegí marcharme y me escondí aquí, en este orfanato, durante diez años. Desde afuera se oyeron las risas de los niños jugando. Una niña cayó al suelo y rompió a llorar; los demás corrieron de inmediato a rode