Capítulo 23
Además, Clara aún no había cancelado el contrato de alquiler; debía dejarse una vía de escape.
Hugo tomó la iniciativa de recoger su equipaje: —La llevaré ahora mismo a la villa del señor Sergio.
Clara rechazó el gesto con calma: —Solo llevo unas cuantas mudas de ropa, no pesan nada. Dame la dirección y conduciré hasta allá.
Entonces Hugo recordó que a Clara no le gustaba viajar en autos ajenos.
Sonrió con cortesía: —La residencia del señor Sergio tiene una seguridad muy estricta; es necesario tramitar ciertos permisos para poder entrar. Si la señorita no tiene inconveniente, puedo acompañarla en mi auto.
Clara aceptó sin dudar: —En ese caso, te agradeceré que me acompañes un poco más, Hugo.
El hombre, halagado, agitó una mano con nerviosismo: —Con la relación que existe entre la señorita Clara y el señor Sergio, no soy digno de tantos cumplidos.
Clara respondió con indiferencia: —No exageres. Sergio y yo no somos un matrimonio real.
Durante el trayecto hacia Monte Bella Vista, Hugo in

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