Capítulo 69

Creían que el jade amarillo, transparente y puro, y aquel otro de textura fina y colores vivos ya eran lo suficientemente impresionantes. Pero la piedra que Clara había conseguido, un jade morado de altísima transparencia y textura exquisita, superaba cualquier expectativa. El tono de ese violeta era tan noble que merecía exhibirse como una joya de colección en la vitrina principal de una joyería de lujo. Si llegaba al mercado, su precio sería incalculable. Aun así, Clara mantenía una serenidad absoluta. Agitando la pluma entre los dedos, sonrió con una inocencia desconcertante: —Ustedes lo vieron con sus propios ojos, ¿no? Yo solo giré la pluma. —¿Qué pasa? ¿Mis elecciones no fueron lo bastante buenas? —Según escuché, el jade verde es el más valioso, pero estos que salieron tan coloridos, entre rojos y verdes, parecen de todo menos caros. —Ay, soy una chica del campo, sin experiencia y sin suerte. Hoy los he hecho gastar por gusto. Pablo se quedó mudo. Miguel también. En sus mentes so