Capítulo 73
Pensando así, Silvia se sintió mejor que nunca.
Sabía que la presión era bastante grande y que estaba agotada, pero había esperanza ante ella.
—Yo me encargaré más de este lado del hospital. —Dijo el doctor Eduardo, conteniendo todas sus emociones y ofreciéndole la mayor seguridad posible desde su rol de médico: —Tú sigue tranquila con tus asuntos.
—Entonces, pues gracias. —Respondió Silvia.
Al no haber más que discutir al respecto, se levantó preparándose para ir a la habitación. Justo cuando su mano tocó la manija de la puerta, el doctor Eduardo levantó la vista y la llamó: —Silvia.
Ella se volteó: —¿Sí?
Sus penetrantes ojos brillaban con claridad y determinación, y su expresión ya no tenía la sumisión y docilidad de antes, sino más bien una fuerza y resolución, como si en pocos días se hubiera transformado en otra persona.
Viendo que el doctor Eduardo la observaba con detenimiento, soltó la manija de la puerta: —¿Qué sucede?
—Nada. —El doctor Eduardo pensó que su cambio era positivo

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