Capítulo 623

Los padres y abuelos de Julian lo habían dejado atrás. Ya no vería a la señora Fulcher acusarlo en broma de ser un mocoso poco educado en la enorme y vieja mansión de los Fulcher, ni vería cómo lo ayudaba a perseguir a su esposa. A partir de ahora, nadie en casa drogaría su comida ni conspiraría contra él. Tampoco habría nadie en la puerta despidiéndose de él, ni llamándole una y otra vez, preguntándole si estaría en casa para cenar. Esa era su abuela. Pero a partir de ahora, ya no tendría abuela. Los ojos de Julian volvieron a enrojecerse. Sentía como si alguien le hubiera restregado arena en los ojos, tanto que las lágrimas seguían cayendo de ellos. La partida de la señora Fulcher sería un dolor grabado para siempre en su corazón. Diana salió por fin de su dolor al darse cuenta de que el hombre que estaba a su lado necesitaba consuelo más que ella. Y, sin embargo, no tenía ni idea de cómo darle consuelo. Sentía toda su energía carcomida por la culpa que se multiplicaba sin