Capítulo 91
Beatriz había pensado que Diego se quedaría con ella, al menos para consolarla con unas palabras, pero su actitud seguía siendo fría y distante.
—Diego, tú... ¿Puedes quedarte a acompañarme un rato? —la voz de Beatriz llevaba un matiz de súplica, y su mirada estaba llena de expectación.
Su semblante no mostró la menor alteración y su tono permaneció indiferente.
—Tengo cosas que hacer. Los guardaespaldas llegarán pronto, no tienes de qué preocuparte.
Dicho esto, se dio la vuelta y se dispuso a marcharse.
Al ver aquello, Beatriz se puso nerviosa y corrió a sujetar la manga de su chaqueta.
—Diego, yo... Tengo mucho miedo, ¿podrías...?
Él se detuvo y bajó la vista hacia su mano, con un matiz de impaciencia en la voz. —Beatriz, ya basta.
Su mano tembló ligeramente y enseguida soltó la manga.
Su cara se tornó pálida de inmediato y en su mirada solo quedaron desilusión y agravio.
Diego no volvió a prestarle atención y salió directamente de la habitación.
Inés, al verlo, se apresuró a consola

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