Capítulo 279
Ahora, si ambos decimos lo mismo, solo queda la ironía.
—Lo sé. —dije y pausé: —Ya no soy un niño.
Alejandro captó el subtexto de mis palabras y soltó una sonrisa amarga: —Fui yo quien se preocupó en exceso.
No respondí y él continuó: —Concéntrate al caminar, no te distraigas.
Asentí, y de repente recordé el sueño que tuve anoche, aquella imagen de él cubierto de sangre.
Ahora él estaba nuevamente en el hospital, y mi corazón se tensó de golpe, preguntándole instintivamente: —¿Qué haces aquí?
Movió los labios, pero no articuló palabra alguna.
—¿No te ... —Cómodo?
No terminé la frase cuando escuché una voz no muy lejos llamándolo: —Alex, apúrate.
Era Laura.
Ella estaba oculta tras la alta figura de Alejandro y no podía verla, pero reconocí su voz.
En ese instante comprendí por qué estaba aquí.
No era que él estuviera mal, sino que había venido con Laura.
Supuse que la acompañaba a un control prenatal.
Y yo, preocupándome por él a causa de un sueño, realmente estaba siendo excesivamente

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