Capítulo 161
Crack.
El sonido de la fractura del esternón retumbó.
Simón, con el cuerpo lanzado al suelo junto con la silla, yacía en medio de un ruido estruendoso.
Y caótico.
Refugiado en el rincón de la pared, sangre fresca brotaba de su boca mientras gemía de dolor: —¡Ah! Me duele tanto.
Tú... tú... ¿por qué?
Con voz fría, Braulio respondió: —Ese libro del que hablaba Roberto, alguien vendría a buscarlo. Ese alguien soy yo.
Él te enseñó medicina, y tú has causado la ruina de su familia.
¡Este golpe es tu castigo!
Una expresión de sorpresa emergió en el rostro adolorido de Simón: —El maestro... el maestro no me mintió... ¿Decía la verdad?
Yo...
Su voz iba menguando, al igual que sus jadeos, cada vez más débiles.
Braulio se giró y se alejó.
Al llegar a la puerta de la clínica, se encontró con la enfermera que despedía a los pacientes.
Ella le sonrió: —Jefe, ¿ya te vas? ¡Que te vaya bien!
Con frialdad, Braulio replicó: —Si quieres ser prostituta, mejor ve al club nocturno, ganarías más dinero.
No

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