Capítulo 89
En este mundo, ningún niño desea separarse de su madre biológica.
¿Cuán cruel tuvo que ser Bruno en ese momento para tomar esa decisión? No solo perjudicó a Pablo, sino también a Alicia.
Poco después, llegaron a la puerta de la casa de Alicia.
Justo cuando Bruno iba a golpear la puerta, esta se abrió de inmediato.
Desde la ranura de la puerta, apareció una pequeña cabeza peluda.
Sofía, vestida con un pijama rosa y con el cabello alborotado, estaba en la entrada.
Al ver a Pablo, Sofía corrió y se lanzó a sus brazos, levantando la cabeza y sonriendo ampliamente: —¡Hermano! ¡Hermano!
Pablo se agachó y la abrazó con ternura.
Al notar sus pies fríos, frunció el ceño y le regañó suavemente: —¿Por qué no llevas zapatos? Si te resfrías, te va a dar diarrea, ¿no lo sabes?
Sofía no se ofendió en absoluto.
Al contrario, abrazó el cuello de Pablo y le dio un beso en la mejilla antes de gritar hacia la oficina: —¡Mamá, hermano!
Alicia, que estaba preparando materiales para su

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