Capítulo 21
—¡Averigua adónde fue Irene! ¡Tienes que contactar con la policía y asegurarte de que no se le ocurra denunciar!
Tras colgar, Alejandro lanzó el celular contra la pared con rabia.
¿Cómo había podido ser tan descuidado la noche anterior y dejar que escapara?
Encendió un cigarrillo en el despacho y, en poco tiempo, el cenicero se llenó de colillas apiladas.
Mientras esperaba con ansiedad, le entró una llamada de Emilio.
—¡Tenemos noticias!
—La guardia costera encontró una chaqueta ensangrentada como la de Irene cerca de Miradora. Sin documentos, seguramente intentó huir ilegalmente.
—Tranquilo, sin papeles nadie la buscará aunque muera.
Al oír el informe, Alejandro borró sin dudar los vídeos de la fuga de Irene.
Si logró huir por su cuenta, no pensaba buscarla; le daba igual su destino.
Desde su partida, Alejandro ya no se preocupó por nada más. Su estado mental empeoró día tras día, refugiándose en bares y ahogando sus penas en alcohol.
Empezó a cambiar de mujer como quien cambia de cam

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