Capítulo 14

La mañana oscura finalmente había quedado atrás y, al mediodía, el país por fin recibió algunos cálidos rayos de sol. Rosa estaba sentada en una mesa de café al aire libre, dejándose envolver por la luz del sol, entrecerrando los ojos con deleite. Valentín se acercó con café recién preparado y algunos bocadillos; al ver a Rosa sumida en un sopor apacible, depositó con cuidado la taza y el plato, sentándose en silencio frente a ella. Era muy distinta a la joven de la secundaria, radiante y despreocupada, casi intrépida. Ahora, aunque fingía relajación, él percibía la fragilidad y cautela tras su fachada. Perdió a sus padres a los diecinueve años, y luego un hombre la hirió profundamente. ¿Cómo podía conservar su valentía como antes? Al observar las pestañas temblorosas de Rosa y pensar que ahora estaba sola, viviendo bajo un nombre falso, Valentín sintió una punzante y amarga tristeza en el corazón... Si hubiera sabido que todo terminaría así, le habría confesado sus sentimientos en la