Capítulo 41
Sergio terminó de fumar y se quedó parado en la calle unos minutos más.
Elena, sentada pensativa en el asiento del copiloto, escuchaba el ronroneo del motor del deportivo mientras el aire acondicionado aún seguía funcionando.
No sabía qué hacer ni qué decir en ese momento, solo podía quedarse sentada.
Sergio apagó despreocupado el cigarrillo y lo arrojó en un basurero cercano, permaneciendo un momento más al aire libre para que el olor del humo se disipara antes de volver al auto.
—Perdón.
Elena levantó la vista sorprendida hacia Sergio.
Esperaba cualquier cosa, menos una disculpa.
—No... No te preocupes...
El silencio llenó el auto.
Sergio la llevó hasta la entrada de su edificio.
Al bajar del auto, Elena no sabía qué decir para aliviar un poco la tensión y solo atinó a murmurar un tímido "gracias".
—Espera.
Elena se giró para mirarlo.
Los oscuros y profundos ojos de Sergio la escudriñaron, dando a su rostro una expresión intrigante: —Deberías saber lo que quiero.
—Yo...
—No necesitas

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