Capítulo 46
—Sí, la señorita Gabriela ya reconoció su error.
El mayordomo y las empleadas también asintieron al unísono.
Ella, al ver el informe, no pudo contenerse y rompió en llanto.
—¡Hermano, reconozco que estuve mal, estuve muy mal...!
Al verla llorar, con tanta desolación, él también se sintió conmovido.
Y al notar la cara hinchado de su hermana por la cachetada, no pudo evitar un sentimiento de culpa.
—Está bien. Mayordomo, busca un poco de hielo para que se lo aplique en la cara.
Su hermano siempre había sido como un papá para ella. Durante todos esos años, no solo había cumplido el rol de hermano, sino también el de figura paterna.
Quizás por eso era sensible a su atención.
Tras decir eso, suspiró y se preparó para irse.
—Señor, ¿a dónde va?
Ella, al verlo marcharse, preguntó con algo de ansiedad.
—Tengo asuntos que atender en la empresa.
Roberto, por alguna razón, no quiso decirle y respondió de forma evasiva.
Apenas terminó de hablar, se sintió algo arrepentido, ya que Natalia, como su

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