Capítulo 82
Lourdes esbozó una leve sonrisa forzada.
"¿Acaso debía decir que volví a casa engañada por mi padre, solo porque no quería acercarme demasiado a él?"
Lourdes pensaba que, después de tanto tiempo, decir esas cosas ya no tenía sentido.
—Está bien, ¿puedes contarme lo que ha pasado? Por ejemplo, lo de tu renuncia.
Roberto cortaba el filete mientras alimentaba a su hija.
—Eso ya lo sabes, ¿para qué me lo preguntas entonces?
Lourdes habló, pero su voz fue bajando de volumen poco a poco.
El semblante del hombre se volvió más frío. Se puso de pie y la sujetó con fuerza.
—No quiero enterarme de tus cosas por boca de otros. ¿Es mucho pedir que me las digas?
Le apretaba la mano con fuerza, casi susurrando.
—¿Por qué... Siempre tienes que mantenerte tan lejos de mí?
Ella lo escuchó y sintió una mezcla de emociones, sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Lo siento...
—No necesito tus disculpas.
Él gritó con impaciencia, atrayendo la atención de los meseros.
—No hagas esto. —Lourdes, al ver que perdía

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