Capítulo 1082
A sus hijos les encantaba el durián.
Cuando Ana entró, ya percibía el fuerte aroma del durián. Tragó saliva y dijo: —Está bien.
Luego, Ana les contó algunas cosas sobre ella y Alejandro.
Al escucharla, ambos se sorprendieron mucho.
—Entonces, ¿tú y Alejandro no planean divorciarse? —preguntó Francisco.
Ana respondió: —Sí, después de pensarlo bien, decidimos no divorciarnos. Pero últimamente no podemos vernos en público. Cuando salgan a la luz las personas que intentan hacerle daño a alguien con malas intenciones, entonces revelaremos que seguimos casados.
Francisco ya estaba al tanto de esas malas intenciones y de las personas detrás de ellas.
Así que, al final, solo pudo decirle a Ana: —Si necesitas algo de mí, solo dímelo.
—Solo cuídate con Alejandro. Lo demás, yo sé cómo manejarlo. No te preocupes, lo que pase entre tú y Alejandro no lo contaré a nadie —dijo Elena.
Cuando Elena terminó de hablar, el teléfono de Ana volvió a sonar de repente.
Ana miró la pantalla

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