Capítulo 1888
Habían pasado seis meses desde su último encuentro.
En este medio año, Bernardo había crecido aún más, presentándose como el señor Bernardo, capaz de soportar cualquier tipo de cosa, imponente y autoritario.
Mercedes y su hijo, por su parte, parecían más miserables y delgados que hace seis meses.
Ambos lucían pálidos y, al ver a Bernardo, parecían quedarse paralizados, incapaces de pronunciar las palabras que tenían en mente.
—¿Saben por qué he venido? —La voz de Bernardo era fría.
Más fría que el clima invernal.
Mercedes reaccionó con rapidez, esbozando una sonrisa y comenzando a hablar de manera complaciente: —Bernardo, ¿me has perdonado? ¿También a Jaime? Hemos sufrido mucho estos dos años, estamos plenamente conscientes de nuestros errores, ¡de verdad! Sabemos lo mal que te tratamos, yo era despreciable, ¿cómo pude tratarte así sabiendo lo bueno que eres, Bernardo? De ahora en adelante, me aseguraré de compensarte, de redimirme.
—Sí, sí, sí, Bernardo, sé que me equivoqué, soy tu ún

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