Capítulo 1951
Aunque era la hermanita que había visto crecer desde pequeña, y claro que le daba pena, pero...
¡Se trataba del señor Bernardo!
Tras inhalar profundamente, dijo con voz fría: —¿Fuiste a ver al señor Bernardo ayer?
—Sí. Es una lástima, el señor Bernardo no me dijo ni una sola palabra. Yo realmente quería hablar con él —La voz de Jacqueline estaba llena de pesar.
Agustín preguntó: —¿Cuando te fuiste, viste a una mendiga? ¿Y decidiste por tu cuenta que los soldados la detuvieran? ¿Incluso les dijiste que no dejaran que nadie perturbara al señor Bernardo?
Jacqueline frunció el ceño: —Sí, ¿y qué con eso? Alrededor del gobierno hay muchos mendigos. Si cada uno de ellos quisiera ver al señor Bernardo, ¿tendría él que atenderlos a todos? El señor Bernardo vino a la ciudad periférica a hacer grandes cosas, no a recibir a mendigos callejeros.
Al mencionar a la mendiga, no pudo evitar recordar a esa mujer que decía conocer al señor Bernardo.
Sus ojos eran brillantes y estaban llenos de vida, comp

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