Capítulo 1976
En el patio, Josefina y Bernardo caminaban hombro con hombro.
Justo hacía un momento que La Tienda de los Vestidos de Luna había sido desalojada, casi todos ya se habían ido por las vacaciones.
Así que, en todo el gran patio de La Tienda de los Vestidos de Luna, reinaba una calma absoluta.
Los dos encontraron una glorieta donde pudieron sentarse a descansar.
Al sentarse, Josefina sonrió con los ojos llenos de lágrimas mientras miraba a Bernardo: —Bernardo, deseo que cada día de tu vida, de ahora en adelante, esté lleno de felicidad.
Los ojos oscuros de Bernardo rebosaban ternura: —Y yo deseo que cada día en que regreses esté lleno de paz y alegría. No te preocupes por mí, ya no soy el mismo de antes. Nadie volverá a humillarme como en el pasado. Dejaré mi huella en este mundo.
—En el camino escuché lo que dijiste con Teodoro. Esta vez, cuando regreses a Ciudad A, vas a liderar al ejército de la familia Guzmán en el campo de batalla —Josefina sabía que ese era el sueño de Bernardo.
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