Capítulo 2001

—¡Por fin has vuelto! Apenas terminó de hablar, se dio cuenta de que algo no estaba bien. Bernardo caminaba tambaleándose, y cuando estuvo a punto de llegar hasta ella, vio su rostro completamente pálido. Estaba cubierto de manchas de sangre. La ropa en su pecho estaba rasgada. La sangre fluía sin cesar por la abertura. —¡Estás herido! —exclamó ella. Bernardo alzó la mirada y la observó profundamente: —No te preocupes, estoy bien. ¿Ves ese armario de allí? Dentro hay medicinas para heridas, ayúdame a tratar la mía. No te preocupes. Tras decir esto, Bernardo se desmayó de inmediato. Josefina reaccionó al instante y lo sostuvo con rapidez. Al ver la herida sangrante, su rostro también palideció. Pero sabía cómo tratar heridas. Ya había ayudado a Bernardo en otras ocasiones, así que rápidamente le quitó la ropa. Cuando la herida apareció directamente frente a sus ojos, se asustó muchísimo. —¿Está tan grave? ¡Es mucho más serio de lo que pensaba! Fue enseguida a por las medicinas. Había mu