Capítulo 2005
Parecía que con solo aplicar un poco de fuerza se le podía romper el cuello.
Con esa apariencia tan frágil, ¿aún se atrevía a amenazarlo?
Probablemente era el chiste más gracioso que había escuchado en su vida.
—¿Has matado a alguien? —preguntó Mariano con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. A simple vista, se notaba que la mujer frente a él era alguien muy pulcra, con una mirada pura y clara. Sin duda, nunca había matado a nadie.
Las personas que han matado tienen una mirada distinta a la del resto. Él lo detectaba al instante.
Josefina, sin mostrar expresión alguna, respondió: —Si no me crees, acércate.
Mariano se mostró aún más interesado y aplaudió dos veces: —¿Así es como lograste que Bernardo te perdonara la vida? Vaya, tienes tus habilidades. En ese caso, déjame ver qué tan buena eres en la cama.
Luego giró la cabeza y miró a los dos hombres a su lado: —Llévensela.
Después de dar la orden, lanzó una mirada profunda a Josefina y se dirigió hacia el armario, que abrió de un tir

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