Capítulo 647
—¿Quién demonios eres? ¿Acaso piensas que no llamaré a la policía y te haré pagar?— Carlos gritó furioso.
El hombre que había intervenido heroicamente no pronunció palabra alguna, simplemente comenzó a asestar puñetazos a Carlos, uno tras otro.
Ana, que conocía bien la estructura de los puntos vitales del cuerpo humano, podía discernir que el hombre había practicado artes marciales; cada golpe, aunque certero, no era lo suficientemente fuerte como para causar heridas graves.
Parecía que Carlos carecía de la capacidad para defenderse, pero tampoco iba a sufrir consecuencias severas.
—Señorita, por favor, adelante usted.
El hombre finalmente habló, pero se dirigió a Ana.
A diferencia de su feroz comportamiento al golpear a Carlos, este hombre mostraba una extrema cortesía hacia Ana.
Ana observó a Carlos, quien yacía con la nariz y la cara hinchadas, y se preocupó por la situación del hombre, —Creo que es mejor quedarme para ser testigo.
El hombre probablemente había estado observando a C

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