Capítulo 873
Ana experimentó un fuerte latido en su pecho al ver a Teresa.
La joven parecía una muñeca rota, con lágrimas en los ojos que no llegaban a caer, y una expresión pálida mientras los miraba.
—¿Teresa, cómo estás? —Preguntó Haila rápidamente al ver a Teresa.
Ella había regresado a la escuela, enfrentándose a nuevos compañeros, más jóvenes que ella. La primera amiga que hizo fue Teresa.
Teresa negó con la cabeza: —Yo… yo estoy bien.
Pero ya no podría regresar a la escuela.
Sus padres nunca habían querido que estudiara, querían que se casara directamente. Ahora, estando en ese estado, seguro que no la dejarían ir más.
—¡Claro que estás bien! Si estás bien, apúrate a salir del hospital, luego habla con la policía y después llama a los padres de esos chicos para que les pidan algo de dinero como compensación. A partir de ahora, quédate en casa, no salgas, ¡de verdad nos has hecho quedar mal! —Gritó María.
El cuerpo de Teresa tembló violentamente, su rostro se puso aún más páli

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