Capítulo 34 Debes engañarla para que regrese a San Vallejo
La voz furiosa de Zulema llegó a los oídos de Ariadna, quien permaneció impasible y simplemente colgó el teléfono.
—Ariadna, ¿me escuchaste...?
—Piip, piip, piip...
Zulema continuaba hablando cuando escuchó el sonido del teléfono siendo colgado.
—Maldita.
Zulema murmuró una grosería con rabia, luego le devolvió el celular a un transeúnte. El transeúnte había escuchado toda la conversación y ahora la miraba con una expresión extraña.
A pesar de que Zulema estaba vestida con elegancia, como una mujer rica, las palabras que había dicho... tsk, tsk, tsk, realmente dejaban mucho que desear en cuanto a educación.
Sin embargo, al escuchar sus palabras, no era difícil deducir que la persona al otro lado de la línea tampoco debía ser alguien muy decente.
El transeúnte tomó su celular y, sin decir nada, se alejó.
Zulema se calmó un poco antes de marcarle a Máximo.—Hola, ¿ya lograste contactar a esa perra de Ariadna? ¿Qué dijo, creíste que iba a creerlo?
—Me pediste que hablara

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