Capítulo 12 Final Inevitable

Fui a la prisión para ver a Marina. Ella estaba demacrada como un palo, con las cuencas de los ojos hundidas. Llevaba el uniforme de prisionera, pero aun así se podían ver muchas cicatrices en su cuerpo. Supuse que no lo estaba pasando bien allí dentro. Al fin y al cabo, la persona a la que lastimó era alguien de la alta sociedad. Al verme llegar ella, que parecía aturdida, de repente levantó la cabeza y me miró fijamente. Y entonces, igual que en nuestra vida pasada, empezó a maldecirme. Si no fuera porque los guardias la detuvieron, creo que incluso habría intentado lanzarse sobre mí para despedazarme. Una vez que se calmó, finalmente abrió la boca y preguntó: —Laura, ¿también has regresado? ¿Fue a propósito que no me detuviste? —Lo hiciste para vengarte de mí, ¿verdad? —¿Es que no puedes soportar verme bien? —Si no fuera por ti, ya estaría casada con Ernesto. No habría terminado así. ¿Por qué no eres tú la que muere en esta vida? Al mirar su cara, que ya era completamente diferente