Capítulo 18

Gabriela ya entendía que había perdido. Sus artimañas no lograrían jamás conquistar el corazón de Patricia. Mucho menos convertirlo en su esposo. En sus ojos aún brillaba el cálculo frío, evidenciando que maquinaba un nuevo plan. —Si quieren que me vaya, deberán compensarme, y la cifra debe satisfacerme. Si no, denunciaré a Grupo Atlántida por despido injustificado. —Ahora mismo Grupo Atlántida negocia un proyecto clave, ¿no? Imaginen las pérdidas si en este momento estalla una noticia negativa. Cuanto más hablaba, más seguro de sí parecía. —Y quiero que sea Patricia quien negocie conmigo. Solo ella y yo. Al ver ese brillo obstinado en su mirada, lo comprendí, aún no renunciaba a su obsesión. Todavía soñaba con que, en un encuentro a solas, Patricia se enamorara de él. Observé su rostro ensangrentado, marcado por la codicia. Recordé la primera vez que lo vi, cuando Camila me llevó a recibirlo al aeropuerto. Se quitó las gafas de sol, me miró de arriba abajo y sonrió con arrogancia: —As