Capítulo 544
Leo siempre había sido maduro más allá de su edad: reflexivo, sereno y el tipo de niño que nunca hacía una escena ni se alejaba sin decir palabra.
Fue precisamente por eso que Eleanor no dudó en dejarlo ir solo al baño.
Pero ahora…
"¿Por qué no ha vuelto Leo?" Incluso Lilly, normalmente despreocupada y absorta en su comida, de repente sintió que algo no iba bien. Frunció el ceño mientras miraba hacia la entrada del restaurante.
“Si no vuelve pronto…”, refunfuñó, inflando las mejillas indignada, “¡en serio me voy a comer toda su comida!”
Eleanor, sin embargo, no respondió.
Un nudo de inquietud ya empezaba a formarse en su pecho. Algo no cuadraba. Sus instintos —los instintos de madre— rara vez se equivocaban.
Sin decir palabra, se levantó de su asiento. Sus movimientos eran rápidos y pausados.
Ella se acercó a Lilly y la tomó suavemente en sus brazos.
“¿Mami?” Lilly parpadeó confundida, sorprendida por la repentina urgencia en los movimientos de su madre.
—Aún no comemos, cariño —dijo E

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