Capítulo 1028
—No estoy orgullosa, solo siento mucha lástima por ti, por haberte dejado caer tan bajo. Además, entre tú y yo nunca ha habido ganadores ni perdedores. Él nunca te ha querido.
Alicia se dio la vuelta y salió de la habitación.
Roberto estaba afuera y habló indiferente: —Vámonos, no hay nada más que decirle.
—Roberto, entra, tengo algo que decirte.
Gabriela escuchó la voz de Roberto y gritó desesperada. Pero solo vio cómo las sombras en el suelo se alejaban y la habitación volvió a quedar en silencio.
Gabriela se tumbó en la cama, desesperada, pensando que su vida estaba arruinada.
"¿Por qué mi vida ha llegado a esto?"
No sabía cuánto tiempo había pasado cuando alguien entró en la habitación.
Gabriela, con cierta esperanza en el rostro, preguntó: —¿Roberto, eres tú? Sabía que volverías.
—Soy yo.
Lucía se acercó para desatarla. —Hermana, ¿por qué sigues siendo tan obstinada? Mamá ya se la llevaron, la familia Mendoza está a punto de quebrar; deja de intentar cargar con la culpa por mamá,

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