Capítulo 1640
Santiago alzó una ceja. —¿Me acompañas? ¿Estás segura?
Aurora asintió con seriedad. —Claro que sí, yo soy valiente.
Santiago se rio de inmediato. Le acarició la cabeza a Aurora y se dirigió directamente hacia donde estaba Lorena. —Está bien, ¿acaso no puedo ir?
Lorena por fin bajó la mano. —Si lo hubieras dicho antes, ¿no habría sido mejor?
Santiago: —... Él ya sabía que acabaría así.
Alicia también se dio cuenta de que aquella enfermedad de Lorena tenía parte de fingimiento.
Parecía que lo de Roberto era lo que la anciana seguía guardando en el corazón, deseando que Santiago se casara primero.
Durante la cena, Roberto regresó.
Santiago lo miró. —Hermano, si no tienes nada que hacer en el día, ¿por qué no pasas por el Grupo González de vez en cuando? Mira, yo ya estoy agotado y hasta me he quedado en los huesos.
—Más bien creo que has engordado.
Roberto no le prestó atención. Se sentó en el sofá, y en ese momento Aurora, cargando una bandeja de frutas, corrió hacia él. —¿Estás cansado?

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