Capítulo 46
María corrió directamente hacia allí, y Raúl, instintivamente, avanzó tomando a María para esquivar juntos, pero giró la cabeza para ver a Alicia, quien aún permanecía inmóvil.
Después de darse cuenta de lo que había hecho, Raúl gritó en pánico: —¡Apártate rápido!
Alicia, con el rostro inexpresivo y una mirada oscura e insondable, no se movió.
El auto se detuvo con un chirrido justo al lado de ella.
La ventanilla se bajó, revelando los rasgos severos de Roberto, quien dijo con tono suave: —¡Sube al auto!
La esquina de la boca de Alicia se curvó levemente hacia arriba; sabía que era él.
Se inclinó para entrar al auto, y desde afuera llegó la voz de Raúl: —¡Alicia, no puedes irte con él!
Alicia giró la cabeza, mirando a Raúl que se acercaba, y luego subió la ventanilla, cortando cualquier comunicación con el exterior.
Raúl corrió un trecho, pero finalmente se detuvo, exhausto.
Golpeó el suelo frustrado, preguntándose por qué las cosas habían salido así.
Había dejado a Alicia atrás s

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