Capítulo 800

Por suerte, el padre de María era valiente y pensaba que el lugar más peligroso era el más seguro, así que no huyó. Eso le dio suficiente tiempo para encontrar a la persona adecuada. —Alicita, ¿a dónde piensas ir exactamente? Vicente salió apresurado detrás de ella—: Sé que guardas rencor hacia Jorge, pero al fin y al cabo él ya ha reconocido su error. También nosotros lo hemos pasado mal durante este tiempo, cada día ha sido una agonía. Así que, si necesitas ayuda en algo, no dudes en pedírnoslo. La actitud de Vicente era de una sinceridad absoluta. Durante este tiempo se había arrepentido cada vez más, y por las noches no lograba dormir bien. —Por ahora no necesito nada. Ya lo dije, cuando necesite que ustedes intervengan, no tendré reparo en pedírselo. —¿Entonces a dónde piensas ir ahora? Déjame llevarte. —No es necesario. Alicia miró a Vicente que tenía delante y dijo: —Tampoco hace falta que sigan mandando a alguien a seguirme. ¿Les parece a ustedes muy chistoso jugar a estas mari