Capítulo 17

—Además, pensé que deberías estar feliz. Me acusas de tener malas intenciones, pero ¿y tú? ¿Puedes jurar que cuando aceptaste casarte conmigo no tenías ni un ápice de egoísmo? ¿Que realmente me querías? —Y más aún, durante el tiempo que duró nuestro matrimonio, ¿alguna vez me consideraste realmente tu esposa? Si de verdad me hubieras visto como tu esposa, Manuel Santos, ¿habrías hecho todo lo que hiciste? ¿Habrías permitido que los comentarios y acciones del presidente Santos se interpusieran entre nosotros? ¿Habrías coqueteado con otras bajo la excusa de la amistad? Puede que cualquiera en este mundo cuestione mis intenciones al casarme contigo, pero tú, precisamente tú, no tienes derecho a hacerlo. Su voz se fue enfriando con cada palabra, mientras que el rostro de Manuel perdía todo el color. Quiso responder, quiso encontrar algún punto con el cual rebatir sus palabras, pero después de tanto esfuerzo, se dio cuenta de que no tenía argumentos. Y aun así, aferrándose a la última esper