Capítulo 24
¡Esa persona inferior!
Aunque Amelia no fuera Natalia, Ximena deseaba matarla.
Ximena temblaba de pies a cabeza.
Un millón seiscientos mil dólares acababan de ser gastados de esa manera; si sus padres se enteraran, seguramente la regañarían hasta la muerte.
La vendedora, ajena a estos detalles, se acercó emocionada, hizo una reverencia y dijo con una sonrisa aduladora: —Señorita Ximena, por favor, proceda con el pago y luego elija qué otros productos desea llevar.
Ximena se sentía como si fuera a explotar de la ira, con tantos ojos observándola, pero no tenía más remedio que pagar a regañadientes.
Al oír que el pago había sido exitoso, Ximena sintió como si su corazón sangrara.
La vendedora, radiante, sacó varios artículos de jade de buen precio del establecimiento, diciendo respetuosamente: —Estos son algunos de nuestros jades de mejor calidad, écheles un vistazo y elija algunos.
Ximena echó un vistazo a los artículos, ninguno era de su agrado; incluso mirarlos le irritaba.
Valeria, e

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