Capítulo 168
La diferencia entre el ahogamiento simulado y su tortura actual era prácticamente nula. Lo único que las diferenciaba era que a Christina no la habían tumbado boca arriba ni la habían obligado a soportar el agua que le vertían en la cara.
Pero aún así, ella todavía estaba atada, bajo la lluvia fuerte y fría, con su cara cubierta por una bolsa de tela.
Estaba aterrorizada, pero no podía hacer nada. De vez en cuando, tosía agua e intentaba gritar, suplicar, con la esperanza de que, si no alguno de los sirvientes a los que había dominado durante años, Julianna cambiara de opinión, incluso de corazón, y decidiera liberarla de esa terrible fe.
Pero nada de eso ocurrió, al menos no hasta que llegó la policía. Pero incluso para entonces, la distancia entre la mansión Roche y la comisaría jugó un papel crucial en esto, y Christina estuvo a punto de desmayarse.
Y cuando llegó la policía, la lluvia había parado y Julianna, que estaba observando desde la ventana, estaba sonriendo.
Uno de los ofic

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