Capítulo 81
—Señora Bianca, ¿se siente mejor? Ayer el señor David la vio desmayarse y con fiebre. Estuvo realmente preocupado toda la noche; nunca lo había visto así...
—Asistente Pablo, no trate de justificarlo. Usted sabe mejor que yo a quién ama en realidad. Debería agradecerle... por haberme salvado anoche. Pero, comparado con el daño que me ha causado...
Bianca inhaló profundamente; sus ojos, enrojecidos, reflejaban una tristeza helada. De pronto, perdió las fuerzas para seguir hablando.
Su cuerpo temblaba ligeramente, sin saber si era por el miedo vivido la noche anterior o por el dolor de las heridas.
O por... ¡el dolor del corazón!
Pablo, al notar la angustia de Bianca, sacó un pañuelo y se lo ofreció con cautela.
—Anoche, la señorita Alicia fue al Club Esmeralda a gritarle al señor David, y solo entonces él se enteró de que usted había perdido al bebé. Enseguida ordenó buscar al culpable para hacerle justicia. En realidad, él también estaba muy afectado; vi el brillo de las lágrimas en su

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