Capítulo 79 Golpear

Nora giró la cabeza, con una mirada llena de desconcierto, y lo miró en silencio mientras murmuraba: —¿No se supone que no te gusta que cause problemas? —¿Acaso no sabes distinguir entre provocar problemas y ser víctima de un desastre injusto? ¿Si te ponen un cuchillo en el cuello ni siquiera te defenderías? Su semblante estaba tan oscuro. Nora no pudo discernir si estaba enojado por la mujer loca o por ella misma. Lo vio rodear el largo escritorio de la oficina, empujar una puerta oculta y entrar directamente. Nora se quedó allí, parada como una tonta, con una inquietud inexplicable en el pecho. Luego recordó que, cuando había entrado antes, un montón de compañeros de trabajo la habían visto. Temía que, si se quedaba demasiado tiempo, podrían empezar a sospechar. Mientras dudaba si salir o no, él volvió a aparecer. En su mano llevaba una toalla blanca, y dentro de ella parecía haber algo envuelto. Antes de que ella pudiera ver con claridad, ya le había entregado el objeto. Nora sintió