Capítulo 85 Perdí mi trabajo

Nora maldijo en silencio: qué crueldad tan venenosa. Sabía que él estaba furioso porque ella había intentado defender a León. No quería provocarlo más; después de todo, si su temperamento se desbordaba, no tenía ni la menor idea de hasta dónde podría llegar. Le aterraba que, si lo enfurecía de verdad, simplemente la echara. Nora cerró la boca y no volvió a pronunciar palabra. El corazón de León, en cambio, se hundía en un abismo helado. No lograba comprender la situación: al observar la actitud de Martín hacia Nora, ni siquiera se podía decir que le importara, mucho menos que la tratara de un modo especial. Pero si no le importaba, ¿de dónde surgía semejante furia? Aunque su esposa hubiese provocado un escándalo, el asunto ya estaba resuelto y no había causado pérdidas a la empresa. Incluso si ella tenía culpa, no merecía un castigo tan severo. De pie frente a Martín, León sentía la cabeza dando vueltas. Cuanto más lo pensaba, más evidente se volvía que la ira inexplicable de Martín es