Capítulo 97 Despedazado en mil pedazos
Si una mirada pudiera matar, los ojos de Nora en este momento ya habrían despedazado a Rubén.
Sin embargo, ella solo sentía rabia; frente a Rubén, por mucho que forcejeara o tironeara, a sus ojos no era más que provocarlo.
Rubén, con fuerza, la sometió con facilidad; le tapó la boca con una mano y ella apenas podía respirar.
Una respiración familiar pero extraña rozó su oído; su voz sonó embaucadora: —¿Por qué te resistes? No importa con quién te acuestes, ya se acostaron contigo esos hombres; ¿acaso no valgo más que ellos? ¿No te falta dinero? Te doy lo que quieras; sé buena y vuelve a ser como antes: ¿quieres quedarte aquí o ir a mi casa?
En los ojos de Nora casi estalló una llamarada. Rubén palideció; su voz se tensó. —Nora, no sabes cómo he estado estos días; cuando cierro los ojos me imagino tu cuerpo desnudo, tendida bajo el cuerpo de otro hombre. Me dan ganas de matar a todos esos hombres. ¿Cómo puedes dejar que otros te toquen? Tú y tu cuerpo, solo pueden ser míos.
Mientras hab

คลิกเพื่อคัดลอกลิงก์
ดาวน์โหลดแอป Webfic เพื่อปลดล็อกเนื้อหาที่น่าสนใจเพิ่มเติม
เปิดกล้องโทรศัพท์เพื่อสแกน หรือคัดลอกลิงก์แล้วเปิดในเบราว์เซอร์ของคุณ
เปิดกล้องโทรศัพท์เพื่อสแกน หรือคัดลอกลิงก์แล้วเปิดในเบราว์เซอร์ของคุณ