Capítulo 365
Me di una ducha y descubrí que Manuel seguía frente al ordenador en la oficina.
La tenue luz de la pantalla reflejaba en su cara, acentuando aún más sus rasgos atractivos, su aire calmado y su dignidad.
Llevé una taza de agua hacia él.
Manuel rápidamente levantó la vista y su expresión seria se suavizó de inmediato: —¿Por qué no has dormido aún?
Le pregunté: —¿Por qué sigues trabajando? ¿La empresa está muy ocupada?
Señalé la hora; ya eran las doce.
Manuel sonrió levemente: —Sí.
Dicho esto, volvió su atención a la pantalla del ordenador. Vi que estaba ocupado, así que regresé a mi habitación para dormir.
...
A la mañana siguiente, cuando me levanté, descubrí que Manuel ya se había ido a trabajar.
Paula me llamó para desayunar.
Le pregunté extrañada: —¿Él ya se fue tan temprano?
Miré el reloj, y apenas eran las ocho y media.
Paula respondió: —Sí, el señor Manuel desayunó temprano y se fue. Le dije que comiera más, pero dijo que la empresa estaba muy ocupada.

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