Capítulo 368
Manuel me tomó del brazo y frunció ligeramente el ceño: —¿Qué te pasa? Lo mínimo que puedo hacer es llevarte, de lo contrario no se te permite acercarte a Sarita.
Alberto se quedó desconcertado: —Manuel... yo...
No había terminado de hablar cuando Manuel ya me había subido al auto.
Una vez dentro del auto, con curiosidad le pregunté a Manuel: —¿Por qué desprecias tanto a Alberto? Él es buena persona.
Manuel empujó sus gafas y me miró: —¿Hm? ¿Buena persona? ¿En qué sentido es tan bueno? Dímelo.
Su mirada me hizo sentir una extraña sensación de culpabilidad.
Qué raro, no es que hubiera hecho nada, pero ¿por qué esa mirada de este hombre me hacía sentir como si estuviera siendo juzgada por un esposo infiel?
Pensé mucho tiempo, pero no se me ocurría nada, frustrada, respondí: —No se me ocurre nada.
De repente, Manuel sonrió: —Está bien, no hables más a su favor. De todas formas, no se te permite acercarte demasiado a él.
De repente, se me ocurrió algo: —¿Tú... te enojas p

คลิกเพื่อคัดลอกลิงก์
ดาวน์โหลดแอป Webfic เพื่อปลดล็อกเนื้อหาที่น่าสนใจเพิ่มเติม
เปิดกล้องโทรศัพท์เพื่อสแกน หรือคัดลอกลิงก์แล้วเปิดในเบราว์เซอร์ของคุณ
เปิดกล้องโทรศัพท์เพื่อสแกน หรือคัดลอกลิงก์แล้วเปิดในเบราว์เซอร์ของคุณ