Capítulo 24
Pero Raúl permaneció inmóvil en el mismo lugar e, incluso, extendió la mano para sujetar la de Margarita.
Margarita apartó su mano con un golpe y se dispuso a ayudar a unos amigos a llevar al hombre que había bebido demasiado al hospital.
Sin embargo, uno de ellos se adelantó y la rechazó con amabilidad, explicándole que aquella cena había sido organizada para despedirla y no para meterla en problemas.
Jamás imaginaron que terminaría de esa manera.
Aún se sentían culpables por lo sucedido, ¿cómo iban a molestarse en pedirle ayuda a la invitada de honor?
Dicho esto, su amigo le dio un leve empujón y le sugirió que mejor se fuera a casa a hacer sus maletas.
Margarita no insistió más y se dio la vuelta para marcharse.
—¡Margarita!
Raúl no le había quitado los ojos de encima. Al escuchar a su amiga decir que debía volver a casa a preparar su equipaje.
Sintió un repentino pánico y la tomó del brazo con firmeza.
—Margarita, ¿a dónde vas esta vez?
En su frente, la herida que le habían tratado

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