Capítulo 64

Todo lo relacionado con Julia en la habitación principal había sido limpiado minuciosamente, sin dejar rastro alguno de su existencia. Incluso el retrato de boda de ambos, que colgaba sobre el cabecero, había sido colgado nuevamente. Salvador había devuelto todo a su estado original. Lástima que los objetos pudieran regresar, pero algunas cosas ya no volvían jamás. ¿Se arrepentía? ¿Se arrepentía de haberlo elegido sin dudar en aquel entonces? Andrea alzó la cabeza y contempló la deslumbrante lámpara de cristal con los ojos ligeramente irritados. Pero ¿cómo podría arrepentirse? Ya no había forma de cambiar nada. El tiempo no retrocedía al pasado. El silencio envolvía todo, y el bullicio se desvanecía. Andrea, después de ducharse, salió en pijama y cruzó su mirada con la de Salvador. Bajo la tenue luz de la lámpara de noche, él se encontraba de pie junto a la cama, inmóvil. Salvador: —¿Terminaste de ducharte? —Sí. Se miraron sin decir palabra. ... Salvador entró al baño. Ella se secó el