Capítulo 29
Se incorporó con los músculos tensos, clavando la mirada en el jeep que se acercaba lentamente, especialmente en Jacqueline, quien asomaba medio cuerpo por el techo del vehículo, sosteniendo un lente teleobjetivo.
—¡Retrocedan! ¡Rápido, retrocedan! —gritó con urgencia el experimentado guía local, con el semblante completamente desencajado.
¡Pero ya era demasiado tarde!
La leona, guiada por su instinto de proteger a sus crías, interpretó el acto de Jacqueline como una amenaza. Dejó escapar un rugido estremecedor y, como un relámpago dorado, se impulsó con las patas traseras, saltando ferozmente desde la roca y lanzándose directamente hacia el jeep. El objetivo era claro... ¡Jacqueline, en el techo del vehículo!
—¡Jacqueline, cuidado! —El grito de Alfredo casi le desgarró la voz.
¡Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos! Jacqueline ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar. Solo alcanzó a ver una enorme sombra aproximándose, acompañada de un hedor metálico y sanguinolento. El miedo a la mu

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